No pensaba publicar hoy, pero después de la invitación que os hicimos en nuestra última entrada a las Jornadas que organizamos para el próximo mes, me he decidido a escribir algo.
Llevo casi toda la mañana delante del ordenador, enviando correos a algunos amigos, y varios días dándole vueltas al tema, leyendo y releyendo las diferentes publicaciones al respecto de la sentencia de Valencia.
Y como bien dice el amigo Andoni, no es que queramos entrar a debatir sobre la proporcionalidad de la sentencia, y discutir si la responsabilidad es de uno o de otros, lo que está claro con estas situaciones es que los sistemas sanitarios y los profesionales que los componen no estamos a la altura de las circunstancias.
Queda meridianamente claro que el sistema está mal diseñado. Que los profesionales somos responsables de nuestros actos, nadie lo duda a estas alturas, pero ¿quién es el responsable de las condiciones en las que se desarrolla el trabajo?, ahí creo que además del profesional entran más actores en la película.
Que levante la mano y tire la "primera piedra", y aquí miro hacia la iniciativa "Con L de Enfermera" , aquella enfermera que no se ha dejado llevar por la dinámica de trabajo de un determinado servicio, para sacar el trabajo adelante, sin preguntarse si lo que está haciendo es idóneo o no.
Nota: No estoy hablando de aquellos enfermeros experimentados, expertos o especialistas que no tienen que pensar para la realización de las tareas mecánicas, y se pueden permitir el lujo de reflexionar y poner en tela de juicio las dinámicas o las pautas de otros o al menos buscar alternativas de mejora, pero si de aquellos que para realizar cualquier tarea tienen que "confiar" en los profesionales que tienen a su alrededor porque sino el trabajo no sale adelante.
De acuerdo que esto no es excusa, para hacer las cosas mal o regular, pero por favor espero que me digan la alternativa que tiene el profesional que se siente aplastado por la presión asistencial, con unos ratios de vértigo, donde las políticas de calidad y seguridad del paciente brillan por su ausencia (gracias a las fantásticas medidas de austeridad).
"Profesionales" que cada día se sienten menos comprometidos y más despegados de un sistema sanitario que los ningunea y los maltrata continuamente.
Ayer hablando con mi compañero, me recomendó la lectura del artículo: Are You a Good Nurse or an Exceptional One?
Y al leerlo me doy cuenta de lo lejos que seguimos estando de otros entornos enfermeros, y lo difícil que resulta alcanzar ciertos niveles competenciales cuando la motivación la tienes que buscar en lo más profundo de tu persona, cuando las circunstancias y el entorno que te rodea se vuelve de los más obsceno en cuanto a favorecer tu desarrollo profesional, cuando la legislación por la que te rigen sigue siendo de antes del último cuarto del siglo pasado, cuando las universidades, los colegios profesionales y los sindicatos campan por sus propios intereses, cuando no hay reconocimiento de líderes enfermeros reales y aquellos que deberían serlo en nuestro entorno cercano se convierten contínuamente en antilíderes, aquellos que deberían ser "enfermeras excepcionales", como dice el artículo, no pasan de ser meros cargos mediocres que echan por tierra y averguenzan a su propia categoría profesional.
¿Y dónde están las verdaderas enfermeras excepcionales?, todos conocemos a alguna, y seguro que se os viene alguien a la mente cuando compartimos la opinión del autor y de muchos otros profesionales, sobre lo que debería ser enfermera excepcional:
- La que tiene una buena base clínica.
- La que hasta conseguir la experiencia, mantiene los oídos abiertos y la boca cerrada.
- La que mantiene un pensamiento crítico, y se preguntan el porqué y el porqué no, buscando soluciones que se adapten a los problemas del paciente.
- En la que el médico confía y consulta como igual y no trata como mero profesional al que delegar funciones.
- La que comparte conocimiento y experiencia con el resto sin miedo a ser evaluada por otros.
- La que no intenta guardar información, para aumentar su cuota de poder, sino que la comparte con el resto.
- La que confía en sus conocimientos a la hora de tomar las decisiones clínicas adecuadas.
- La que tiene una base de conocimientos que le permite enseñar a otros profesionales a comprender la profundidad de la profesión de los cuidados.
- La que tiene suficiente humildad para buscar a otros que le ayuden a mejorar sus lagunas de conocimiento.
- La que intenta proporcionar cuidados de calidad en todo momento, anticipándose a las necesidades del paciente.
- La que planifica los cuidados hacia una atención óptima.
- La que optimiza el uso de los recursos disponibles y sus actuaciones son ambientalmente responsables, minimizando la eliminación de resíduos.
- La que favorece la independencia del paciente, evitando paternalismos y sobreprotección, informando verazmente al paciente en todo el proceso independientemente del resultado.
- La que es técnicamente eficiente.
- La que tiene desarrollado ese sexto sentido que te dice que algo va mal, antes de que vaya mal y sea capaz de adelantarse a los acontecimientos evitando complicaciones mayores.
Por otro lado, esto es lo que opinan en otros entornos, donde la realidad asistencial es muy diferente, aquí mientras la legislación no se adapte a nuestra realidad (#TheCofiaDay), mientras los que NO nos representan sigan siendo interlocutores, mientras el reconocimiento profesional no sea una realidad, mientras sigamos manteniendo unos gestores mediocres y no haya un liderazgo claro que marque el camino hacia donde quiere marchar la verdadera enfermería española, el grueso de la profesión seremos "buenas enfermeras", repletas de buenismo e intenciones, y la "enfermeras excepcionales", seguirán siendo eso, ..."rara avis" en vías de extinción.
Pues bien, termino con la banda sonora de esta mañana de viernes...y pidiendo vuestra opinión...
...y mañana más #EnfermeraCtivismo
Estimado Carlos... la "Enfermera excepcional" sigue siendo la que en base a conocimiento, experiencia y observación sabe "hacer rescate" y lo hace tan bien que ni ella se da cuenta ni parece 'restregarselo' a nadie...
ResponderEliminarAhora tenemos (nosotros como profesión y el sistema como tal) el problema de saber si la misma justicia que nos adjudica la coresponsabilidad de las negligencias en las que se forma "parte de la cadena" nos va a defender cuando rompamos al supuesta "obediencia debida" y NOS NEGUEMOS (con fundamento) a cumplir lo que "se nos ordena"...
Querido Salva, creo que la "enfermera excepcional" se encuentra dentro de cada uno de nosotros, como un objetivo a perseguir, todos tenemos un ideal enfermero que generalmente comparte muchos puntos en común, en el post sólo aparecen unos cuantos.
EliminarEn cuanto a la responsabilidad estamos entre la espada y la pared, en un sistema que apenas nos reconoce la independencia, pero que nos pena cuando dejamos de ser independientes, un sistema legal que urge modificar, un sistema académico que urge adaptar, un sistema colegial corrupto que urge cambiar, y un sistema sindical obsoleto que además no es representativo.
Un enorme abrazo y seguimos!
Hola Carlos:
ResponderEliminarTenía conexión estropeada en casa pero ya se solucionó y desde que te envié ese tweet del viernes pasado sincero y de corazón: "Mi #enFFermero semanal a @carlosnunezo x la pregunta en su blog ¿Y dónde están las verdaderas enfermeras excepcionales?" tenía ganas de comentar.
Verás, es precisamente esa pregunta la que considero el estímulo a buscar y aspirar a ser enfermeras excepcionales, aunque lo cambiaría por enfermeras profesionales de calidad y excelentes. En mi vida laboral me he cruzado con muchas, pero la mayoría está absorbida por el sistema, desplazada y encontrando su sitio. Es decir, literalmente quemadas, achicharadas, aunque su trabajo continuaba siendo excelente. Por ello entiendo que hay que aspirar a ello, aunque pienso que el sistema tiene mucha culpa y no deja emprender, evolucionar, con objetivos a cumplir por estrategias de gestión cada vez más partidistas y menos consensuadas.
Por otro lado, entiendo que para la sentencia de Valencia si podemos debatir sobre la proporcionalidad de la sentencia (y de hecho he lanzado un comentario a Andoni sobre ello), pero en esa búsqueda de excelencia o excepcionalidad hay una cuestión que olvidamos y quizás una idea recurrente: el equipo. Entiendo que en esa excepcionalidad está la idea de llegar a cuestionarnos resultados, cuestionarnos órdenes clínicas y alcanzar mucho más debate clínico en equipo, a ser posible interdisciplinar. No lo veo como un "negarnos a hacer" y romper la "obediencia debida" a lo que "se nos ordena", como comenta Salvador, sino establecer un diálogo clínico por el bien del paciente, siempre y por supuesto. Un saludo.
Virginia Salinas @VirgiForero